La inauguración de este camposanto está marcada
por una anécdota
Algo macabra tal vez, pero anécdota al fin y al cabo.
"El primer entierro que iba a llevarse a cabo en el Presbítero Maestro
debía ser el del arzobispo español Juan Domingo Gonzales de la Reguera. Un día
antes, mientras realizaba los trabajos finales para la inauguración, un pintor
llamado Francisco Acosta tuvo un accidente y murió en el cementerio. Él debió ser
enterrado ahí, pero las autoridades decidieron esconder el cuerpo hasta que se
enterrara el del Arzobispo. Una vez realizado el primer sepelio, ya se pudo dar
cristiana sepultura a Acosta" cuenta el historiador José Bocanegra,
responsable de las visitas nocturnas que la Beneficencia realiza al cementerio
el último jueves de cada mes.
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